A poco más de tres años del término de la Segunda Guerra Mundial y basándose en el deseo mundial de que tan terrible experiencia no se repitiera, el 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Desde entonces, el contenido de esta declaración es reconocido como una norma común de aplicación para cada uno de los países, cuyas autoridades deben asegurar el respeto a la dignidad y a los derechos de todo hombre, mujer, niño y niña “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Entre los derechos básicos y fundamentales de todo ser humano están el derecho a la libertad, a la justicia, a la paz, a la alimentación, a la educación y expresar libremente lo que pensamos. Sin embargo, cada uno de estos derechos conlleva en sí mismo el compromiso de que todo hombre, mujer, niño y niña debe respetar la dignidad y libertades de cualquier otro ser humano sin excepción alguna. Para ello, todos los pueblos y naciones han asumido el compromiso de esforzarse por que tanto los individuos como las instituciones promuevan, enseñen y eduquen sobre el respeto a estos derechos y libertades, asegurando su mantenimiento y aplicación entre los pueblos de los Estados Miembros de la ONU y entre los territorios que estén bajo su jurisdicción.
Como una comunidad global, todos debemos compartir un día en que todos los esfuerzos y avances sean reconocidos y se pueda tomar cuenta de los retos a venir: este es el Día de los Derechos Humanos: 10 de Diciembre. Ofreciendo a todos la oportunidad de declarar el compromiso a los principios estándares desarrollados a lo largo de seis décadas desde que la Declaración de los Derechos Humanos fue adoptada.