El momento en el que se inicia la alimentación complementaria puede contribuir a la obesidad infantil aunque la evidencia científica hasta el momento resulta inconsistente. Estudios previos sugieren asociación entre la introducción precoz (antes de los 4 meses) y un mayor riesgo de obesidad.
El objetivo de este estudio fue examinar las posibles relaciones entre el inicio de la alimentación complementaria con la obesidad en la infancia y los primeros años de adolescencia. Los datos se extrajeron de una cohorte estadounidense procedente del estudio prospectivo “Project Viva”. De los 1013 niños incluidos, 69% recibían lactancia materna a los 4 meses y 31% nunca recibieron lactancia materna o ya recibían fórmula artificial. El inicio de la alimentación complementaria fue antes de los 4 meses en un 19% de los niños, entre los 4 y los 6 meses en el 68% y a los 6 meses o después en un 14%. La mayoría de los niños que la iniciaron antes de los 4 meses, recibían fórmula artificial.
El inicio temprano de la alimentación complementaria (< 4 meses) en niños con lactancia materna, se asoció con una mayor obesidad en la infancia y persistió en la adolescencia en cuanto a perímetro abdominal, grasa troncular y pliegues tricipital y subescapular. El efecto fue mayor en niños alimentados con fórmula, con más asociaciones mantenidas en la adolescencia. Un inicio de alimentación complementaria más tardío (> ó igual a 6 meses) en niños con fórmula artificial se relacionó con un mayor pliegue tricipital y subescapular en la infancia y adolescencia.
En resumen, se encontró asociación entre inicio de alimentación complementaria precoz y obesidad tanto en niños con lactancia materna como con fórmula, y relación entre el inicio tardío y obesidad sólo en aquellos con fórmula artificial, aunque el tamaño muestral en este grupo fue pequeño.
Laura Gómez Recio
Pediatra de AP. CS de Béjar. Salamanca