Las crisis febriles son aquellas que suceden entre los 6 meses y los 5 años de edad acompañados de una temperatura igual o superior a 38ºC. La incidencia se estima entre un 2 a un 5% de niños sanos. No se han asociado a disfunción neurológica posterior, ni aumento de epilepsia. La incidencia de trastorno por déficit de atención se estima, en estos países, en torno a un 7,5%.
El estudio presentado es retrospectivo, de casos y controles con datos recogidos entre 2000 y 2010 del “Longitudinal Health Insurance Database 2000 (LHID2000)” perteneciente al National Health Research Institutes (NHRI). Se excluyeron como casos los pacientes con crisis afebriles, crisis mioclónicas y pacientes con epilepsia. El tamaño muestral total es de 5405 niños. Los casos (n=1081) y controles (n= 4324) se seleccionaron aleatoriamente a razón de 4:1 presentando características similares. Se dividieron los grupos en función de numero de crisis (1-2;3-4;>4), grado de urbanización y escala de trabajo de los padres.
El estudio reconoce limitaciones por el anonimato de los pacientes, desconociendo algunos datos de antecedentes familiares y otras enfermedades sistémicas concomitantes, hábitos tóxicos, estatus socioeconómico, entre otros.
Entre sus conclusiones, destacan el aumento global de riesgo de TDAH asociado a crisis febril (OR 1’66; IC95% 1’27-2’18). Más marcado aún entre pacientes con crisis febriles recurrentes (OR 7’66; IC95%: 4’92-11’9) y aquellos que viven en áreas consideradas de alto grado de urbanización. Sin embargo es destacable también que el riesgo en el grupo control y en los casos con 1 ó 2 crisis febriles no resulta estadísticamente significativo.
Gonzalo de la Fuente Echevarría
Pediatra de EAP. CS Periurbana Norte.
Salamanca