Durante los años 2007-2008 la Industria Farmacéutica y la FDA tomaron diversas medidas para limitar la utilización de medicación para el resfriado, sobre todo los que contienen difenhidramina y clorfeniramina en niños pequeños: recomendación de no usar estos productos en menores de 2 años (con receta y de venta libre), retirada de productos comercializados para menores de 2 años, modificación de etiquetado y advertencia de uso en menores de 4 años. Por último, la AAP y Comités asesores de la FDA desaconsejaron su uso en menores de 6 años, estando pendiente la posible modificación por la FDA del etiquetado para este grupo de edad (2-6 años).
En este estudio retrospectivo en urgencias hospitalarias y consultas extrahospitalarias se compara el uso de estos medicamentos en dos períodos: preintervención (2005-2006) y postintervención (2009-2010) en menores de 12 años.
En los servicios de Urgencia las recetas de estos productos disminuyeron de 6,7 % al 2,9 % haciéndolo de forma significativa en todos los grupos de edad (menores de 2 años, 2-6 años y 6-12 años). Los productos de venta libre sin embargo aumentaron pero de forma no significativa.
A nivel extrahospitalario los productos para el resfriado de venta libre aumentaron globalmente su uso del 6,3 % de las consultas al 11,1 % (en menores de 2 años se mantuvo estable, multiplicándose por dos en el grupo de más de 2 años). Los medicamentos con receta disminuyeron del 10,1 % al 6,4 % globalmente (10,1 % a 4,9 % en menores de dos años).
Como conclusión refieren que después de las recomendaciones y medidas propuestas no ha disminuido el uso de estos medicamentos de venta libre en menores de 2 años tanto en los servicios de Urgencias como a nivel extrahospitalario. Sí lo ha hecho en ambos grupos los medicamentos con receta. A pesar de estos datos los errores de medicación e intoxicaciones sí han sufrido una importante reducción en estos períodos (ver artículo Pediatrics en esta sección).
El uso de medidas alternativas (humidificador, aspiración de secreciones, lavado de manos, vacunación, etc) debe recomendarse en vez de medicación cuya eficacia no está demostrada y sí su potencial toxicidad.
Angel Martín Ruano
Pediatra de EAP. CS San Bernardo Oeste. Salamanca
Profesor Asociado. Facultad Medicina. Universidad de Salamanca