Las crisis parainfecciosas son crisis convulsivas afebriles asociadas a procesos infecciosos. Se trata de una entidad infradiagnosticada en nuestro medio, lo que trae como consecuencia la utilización de pruebas complementarias de forma injustificada.
En este estudio se incluyeron niños con diagnóstico de crisis única o múltiple afebril, asociada a infecciones banales, con un desarrollo psicomotor previo normal y pruebas complementarias anodinas. Se seleccionaron 38 niños, siendo esta muestra la que más número recoge hasta la fecha en nuestro medio. La edad media fue de 2.1 +/- 1.8 años. Entre los antecedentes, el 9% había tenido crisis febriles típicas anteriormente, el 10.5% tenía antecedentes familiares de epilepsia y únicamente el 2.6% presentaban un familiar de primer grado con historia de crisis febriles en la infancia. Como en estudios anteriores, el mayor porcentaje, 68% de los casos, se asoció a gastroenteritis aguda, siendo el rotavirus el agente más relacionado. En el resto se consideró la infección de vías respiratorias altas como etiología.
En la comparación entre ambos subtipos se observó de forma estadísticamente significativa que el intervalo desde el inicio de la infección hasta la crisis en las infecciones de vía alta era menor (27.55 h frente a 50.41 h) que en la GEA. Aunque no de forma significativa, el número de crisis fue mayor en los niños con GEA (2.44 +/- 1.91 frente a 1.45 +/-0.69) pero con una duración menor (2.52 +/- 1.83 min frente a 4.91 +/- 5.72 min) concordando estos datos con la bibliografía ya existente. Entre las pruebas complementarias, al 97% de los pacientes se les realizó una analítica con 76% de resultados anodinos. Al 76% un EEG durante el ingreso siendo el 60% normales. En un 34% de los casos se realizó punción lumbar todas con resultado normal. Y finalmente al 37% se le solicitó una prueba de imagen sin encontrar hallazgos patológicos hasta en el 21.1%. Esto nos puede dar una idea de la baja rentabilidad de los exámenes complementarios si pensamos en este diagnóstico. Un 63.2% de los niños no precisaron tratamiento durante la primera crisis, sin embargo, 28.9% de los hospitalizados requirieron un antiepiléptico posteriormente. Esto concuerda con que de forma frecuente existe agrupación de crisis durante el mismo proceso infeccioso y que además suelen ser refractarias al tratamiento. Al ser reevaluados en consulta el 90% tuvo una evolución favorable.
Sólo en el 76.3% de los casos se había emitido el diagnóstico de crisis parainfecciosa al alta, siendo el resto diagnosticados posteriormente en la consulta de neuropediatría. En todos ellos, un buen diagnóstico de crisis parainfecciosa podría evitar pruebas complementarias y tratamientos no necesarios.
Sheila de Pedro del Valle
Pediatra. Hospital Nuestra Señora de Sonsoles. Ávila