Este estudio, realizado por el Instituto Ospedalieri Bergamaschi en la región italiana de Bérgamo, tiene como objetivo evaluar si el Síndrome de Down representa un factor de riesgo en la enfermedad por SARS-CoV-2.
El síndrome de Down se caracteriza por una serie de disregulaciones inmunes, de las cuales la hiperreactividad por el interferón es importante, ya que es responsable del aumento de las respuestas antivirales y el posible inicio de una tormenta de citoquinas aumentada. Esta condición biológica se atribuye principalmente a los reguladores inmunitarios codificados en el cromosoma 21. Además, el síndrome de Down se caracteriza por la coexistencia de obesidad y anomalías cardiovasculares y respiratorias, que son factores de riesgo de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) causada por el síndrome respiratorio agudo severo por SARS-CoV-2.
Se recogieron dos casos con enfermedad respiratoria por SARS-CoV-2 y Síndrome de Down. El primer caso se trataba de una niña de 14 años sin patología cardiaca pero sí presentaba sobrepeso con un IMC de 36 y apnea obstructiva del sueño. Precisó por empeoramiento respiratorio ingreso en Unidad de Intensivos Pediátricos, donde fue intubada y posteriormente asistida con ventilación mecánica no invasiva (CPAP), así como tratada con ceftriaxona, azitromicina, antivirales (lopinavir y ritonavir), hidroxicloroquina y heparina de bajo peso molecular, recuperándose a los 14 días de inicio del cuadro respiratorio.
El segundo caso se trataba de una niña de 34 meses con defecto CIA tipo ostium secundum que ingresó inicialmente por neumonía intersticial bilateral en planta de pediatría. Se manejó con oxigenoterapia de alto flujo y antibioterapia (ceftriaxona y azitromicina), durante 15 días de estancia en el hospital. Tras dos semanas del alta, fue reingresada por clínica de fiebre alta y erupción cutánea, con síntomas compatibles como enfermedad de Kawasaki con inyección conjuntival bilateral no purulenta, labios agrietados, lengua en fresa, adenopatías laterocervicales, eritema palmar y descamación de palmas y plantas; la ecografía abdominal fue normal y no se hallaron aneurismas coronarios. Fue tratada con inmunoglobulina intravenosa, corticoides orales y aspirina (ésta última durante 6 semanas).
Los autores, según sus observaciones, indican que los niños con síndrome de Down pueden tener riesgo de padecer un curso más grave de la enfermedad COVID-19 con respecto a sujetos sanos, debido a la patología subyacente de malformaciones cardiovasculares, respiratorias, obesidad y respuesta inmune de este síndrome.
Marta García Lorente
Residente de Pediatría. Hospital Universitario de Salamanca