Los pediatras han cambiado la percepción de dolor en los niños. Los especialistas en la infancia han pasado de relativizar el problema a desplegar numerosas estrategias, incluida la realidad virtual. Un asunto que aborda un nuevo post de los expertos del blog “Salud y prevención” en EFE
Afirmar que los niños también sienten dolor resulta tan obvio como decir que los pediatras deben tenerlo en cuenta cuando tratan a sus pequeños pacientes. Y sin embargo, ni una ni otra afirmación han disfrutando siempre de la debida consideración médica.
Por sorprendente que resulte hoy, hasta hace unas pocas décadas imperaban una serie de ideas sin evidencia científica que impedían un correcto abordaje del dolor en los niños. Afortunadamente, eso ha dado un giro copernicano y ya incluso se recurre a la realidad virtual para reducir la percepción del dolor en la edad pediátrica.
Según explica la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), “el tratamiento del dolor en el niño fue percibido durante muchos años como herramienta de segundo plano por culpa de ideas preconcebidas, como que los niños percibían el dolor con menor intensidad por la supuesta inmadurez biológica de su sistema nervioso central, que además el niño apenas es capaz de recordar las experiencias dolorosas, así como que tiene un umbral más alto para el dolor, lo que le hace tolerarlo mejor que el adulto”.
Esas teorías “erróneas”, añade la SEPEAP, llevaron a no tomarse la valoración y el tratamiento del síntoma dolor en el niño con la misma actitud que se hace en el adulto y, de hecho, “antes de la década de los 80 era difícil encontrarse en los textos capítulos específicos al respecto”.
Hoy día todas estas teorías “han sido desechadas y se acepta que ninguna de ellas es cierta. Se admite que el dolor constituye un problema común entre los niños y adolescentes”, zanja la mencionada sociedad médica.
Realidad virtual contra el dolor
Tanto es así que el enfoque pediátrico del dolor abarca un amplio espectro de estrategias terapéuticas que incluyen prácticas innovadoras como, por ejemplo, el uso de gafas de realidad virtual. Su objetivo es mantener la atención del niño lo más alejada posible del procedimiento que se le aplique durante su asistencia y que conlleve dolor en algún grado, por pequeño que sea.
Estos dispositivos se utilizan en función de cada niño de una manera personalizada en aquellas situaciones que exigen disminuir la ansiedad, como durante la toma de muestras de sangre o la reducción de fracturas, explica el doctor Gonzalo Pin, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Valencia, que ha incorporado recientemente este recurso terapéutico.
“El fundamento del uso de la Realidad Virtual (RV) es precisamente aprovechar la implicación conductual y sensorial de los niños en los juegos lo que les ayuda a ignorar estímulos aversivos; esto es, se basa en la limitada capacidad atencional de los seres humanos: El dolor requiere atención y la RV ayuda a redirigir esa atención en el niño; en la medida en la que esa atención es redirigida el niño tiene una menor respuesta a las sensaciones de dolor. La RV no actúa como determinados fármacos que intentan interrumpir las vías aferentes que trasportan la sensación dolorosa al Sistema Nervioso Central, la RV actúa directa e indirectamente sobre la percepción del dolor redirigiendo la atención, emoción, concentración y memoria hacia otros sentidos”, añade.
Entre los numerosos beneficios que se obtienen con su utilización, el doctor Pin destaca que las extracciones de muestras se realizan de forma más rápida por la menor oposición del niño o que permite reducir el uso de anestésicos en actuaciones dolorosas como la reducción de una fractura. No menos importante es que la realidad virtual facilita alcanzar lo que se denomina “amnesia retrógrada” en el niño. Dicho en otras palabras, previene el típico miedo infantil a ir al médico. “Al no recordar el episodio de la asistencia médica como algo traumático, se favorece una predisposición positiva del menor ante futuras visitas a un centro sanitario”, recalca el especialista de Quirónsalud Valencia.
Pero, lógicamente, no basta con ponerle al niño unas gafas de realidad virtual, sino que, como indicaba la SEPEAP, el correcto abordaje del dolor pediátrico requiere muchas estrategias combinadas. Y no solo del tipo farmacológico analgésico.
El doctor Gonzalo Pin destaca, entre otras, el entrenamiento de todo el personal para mejorar la empatía con padres y familiares, la mejora de la comunicación y la información sobre la técnica que se va a realizar para adecuarla a la edad y la compresión del paciente, la participación activa de padres y niños durante los procedimientos, el uso de escalas del dolor y su registro en la historia clínica para poder conocer la evolución, y la utilización de un refuerzo positivo tras cada una de las intervenciones.
“Además -concluye-, diferentes estudios han demostrado que la implantación de estas técnicas disminuye el tiempo de estancia hospitalaria e incrementa la percepción de la calidad de la asistencia”.