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Recomendaciones del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica sobre hábitos de alimentación para la prevención de la obesidad y los factores de riesgo cardiovascular en la infancia. Palomo Atance, E; Bahillo Curieses, P; Bueno Lozano, G; Feliu Rovira, A; Gil-Campos, M; Lechuga-Sancho, A.M; Ruíz Cano, R y Vela Desojo A. An Pediatr(Barc).2016;84(3):178.e1-178.e7

Este grupo de trabajo se reúne para realizar una actualización sobre el papel que tienen los factores dietéticos en el desarrollo de la obesidad y un probable riesgo cardiovascular posterior en la infancia. Analiza tanto macro como micronutrientes y otras características que tienen que ver tanto con la cantidad como con la calidad y periodicidad de los aportes energéticos.
En relación a las macronutrientes, debe promoverse la ingesta de hidratos de carbono de absorción lenta ya que se ha demostrado que en niños obesos se consigue una disminución del perímetro abdominal, del IMC y los triglicéridos y del índice HOMA. Las bebidas azucaradas tendrían que ser sustituidas por agua o en su defecto bebidas sin azúcar. En cuanto a los lípidos, no deben superar el 30% de la ingesta de calorías diarias, limitando las grasas saturadas a un 7-10% y el colesterol a 300mg/día, evitando las grasas trans. El aumento de la ingesta de grasas está directamente relacionado con un aumento del peso corporal y de la masa grasa. La ingesta proteica excesiva en etapas tempranas se relaciona con un aumento ponderal posterior. Es por esto que durante el primer año de vida, si no se consigue mantener la lactancia materna, el lactante debería ingerir fórmulas con la menor carga proteica posible.
Existe una relación inversa entre el IMC y los niveles de vitamina D por lo que tendríamos que asegurarnos que nuestros niños obesos no tienen un déficit de esta vitamina y/o de calcio, que también se ha relacionado negativamente con la obesidad. No debe excederse el consumo de sodio ya que, especialmente en mujeres, se asocia a riesgo de obesidad y de hipertensión arterial. Habría que asegurar el consumo de hierro (el proceso inflamatorio crónico de la obesidad influye en su absorción) y de magnesio. La fibra es bien conocida como facilitadora de la disminución de grasa visceral y de la concentración postprandrial de glucemia.
En cuanto al comportamiento alimentario, deberíamos asegurar al menos que los niños mayores de dos años realicen 4 comidas al día instruyendo a los padres sobre el ajuste de la cantidad de las raciones. Fomentar el desayuno con adecuada calidad nutricional y evitar tanto la comida rápida como la ingesta entre horas (esta última si se realiza mejor en las primeras horas del día).

Sheila de Pedro del Valle
FEA Pediatría. Hospital Nuestra Señora de Sonsoles. Ávila.

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