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Fallo del medro, o cuando el niño crece menos de lo que debería

6 Oct 2015 | Actualidad, Actualidad para Padres, Carrusel, Contenido para padres, Pediatría Integral

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  • Hasta un 10% de los niños atendidos en Atención Primaria pueden mostrar signos de fallo de medro.
  • El 80% de los casos es debido a una ingesta inadecuada de alimentos.

Young Boy Standing in Line at School by Lesley Show in Flikr (CC BY 2.0)Muchos son los padres que se acercan a las consultas de Atención Primaria para preguntarse por qué su hijo crece por debajo de lo esperado. A veces la respuesta es simplemente genética, pero cuando el crecimiento es menor respecto del esperado según las tablas de crecimiento estándar, puede deberse al fallo de medro. “Este término se aplica al niño cuyo peso o ganancia de peso no se corresponde con el de los niños de su misma edad y sexo” afirma la pediatra asturiana de la SEPEAP Dra. Sara Bueno. El fallo de medro puede deberse a una enfermedad subyacente o no, aunque en la mayoría de los casos en ambos grupos la causa principal es una ingesta insuficiente para suplir las necesidades para crecer. Para diagnosticarlo hace falta una historia clínica completa, una exploración física y exámenes complementarios.
No existe un número definido de niños con este problema por la falta de acuerdo sobre los criterios diagnósticos aceptados para calificarlo así. El fallo del medro está relacionado en algunas ocasiones con clases sociales más bajas, problemas socioeconómicos y familias numerosas con madres de edad avanzada. Hasta un 10% de los niños atendidos en consultas de Atención Primaria mostrarían signos de fallo del medro.
En condiciones normales, los nutrientes procedentes de la alimentación son digeridos, absorbidos y utilizados para satisfacer las demandas de crecimiento del cuerpo. La energía no utilizada en los procesos vitales sirve para el crecimiento esquelético, ganancia de peso y, posteriormente, para la fertilidad. Cualquier alteración en uno de estos procesos podrá ser causa de un retraso en el crecimiento. Se estima que en tan solo un 5% de los casos existe una enfermedad subyacente identificable como motivo de este crecimiento inferior al normal.
Existen tres motivos principales para este trastorno:

  • Una ingesta insuficiente de alimentos, que podría representar hasta el 80% del total de casos. La causa de esta ingesta insuficiente puede ser por un problema social (pobreza o falta de recursos), por creencias culturales o religiosas o en casos de desatención parental y maltrato. También puede ser debido a enfermedades crónicas, trastornos neurológicos y cromosomopatías con dificultad para deglutir, enfermedades renales o hepáticas, reflujo gastroesofágico con esofagitis o paladar hendido.
  • La maldigestión o malabsorción de nutrientes. Se puede dar en los síndromes de malabsorción, como la enfermedad celíaca o la fibrosis quística, en metabolopatías, alergias alimentarias, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.
  • Aumento de las necesidades energéticas, como las que se pueden observar en: cardiopatías congénitas, enfermedades pulmonares crónicas, hipertiroidismo, trastornos metabólicos o enfermedades oncológicas.

Para diagnosticarlo se requiere una historia clínica, una encuesta dietética y una completa exploración física. En más del 95% de casos, el fallo de medro tiene un origen multifactorial. Las enfermedades que afectan con mayor frecuencia al peso son las enfermedades digestivas, las oncológicas y las infecciosas.
El papel del pediatra de Atención Primaria es fundamental en el tratamiento de este trastorno. Debe de ser individualizado y el pediatra en la mayoría de casos debe coordinar un equipo multidisciplinar (pediatra especialista en gastroenterología y nutrición, dietista, psicólogo, trabajador social, etc.), para poder abordar todos los aspectos de este síndrome. El objetivo fundamental del tratamiento es aportar los nutrientes necesarios.
Esta información se ha elaborado a partir de los artículos publicados en el último número recientemente publicado de Pediatría Integral la revista de formación y divulgación de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria de Atención Primaria (SEPEAP), que en este número se dedica a la hepatología. La revista está acreditada con 6 créditos de formación continuada del Sistema Nacional de Salud.

 

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