Las alteraciones del sueño hasta el año y medio de vida son muy frecuentes, aproximadamente 1/3 de los padres refieren que su hijo precisa atención para iniciar o reiniciar el sueño. Estas alteraciones pueden suponer problemas para toda la familia, se relacionan con mayor riesgo de ansiedad y depresión entre los padres, cese precoz de la lactancia materna, somnolencia, fatiga, desacuerdo entre progenitores e incluso una mayor incidencia de maltrato, como los casos de “niño zarandeado”.
Las intervenciones más comúnmente recomendadas a los padres en estos casos implican métodos de “extinción” que tratan de eliminar los comportamientos aprendidos (llanto del niño para reclamar atención), quitando el componente de recompensa (la atención o presencia de los padres). Esto requiere que los padres ignoren completamente o de forma periódica el llanto de sus hijos por las noches. Uno de los más recomendados es el método de “extinción gradual” en el que los padres colocan al niño en una habitación separada para dormir y lo atienden periódicamente pero con una interacción mínima dejándolo en su habitación por intervalos cada vez más prolongados hasta que aprende a depender menos de la atención de sus padres y se duerme solo.
Estos métodos pueden ser efectivos en algunos casos, pero en otros será peor el remedio que la enfermedad ya que encontrarán muchas dificultades a la hora de ignorar el llanto de sus hijos, lo que les llevará a una sensación de fracaso. Por ello, en el presente artículo proponen un método integrado alternativo que llaman “Plan B”. Se basa en que se instruye a los padres en no ignorar pero sí reducir gradualmente la interacción. Los padres podrán siempre responder a sus hijos pero progresivamente disminuyendo la atención que ofrecen, por ejemplo, en los casos en que suelan acunar o mecer al niño para dormir, lo harán hasta que se quede casi dormido y entonces lo dejarán en su cuna y permanecerán allí hasta que se duerma. Progresivamente irán disminuyendo la asistencia física; acunar, después acariciar, susurrar, para posteriormente solo responder verbalmente y no acudir físicamente. El objetivo es que finalmente sea suficiente con la respuesta verbal para que el niño se duerma solo.
Laura Gómez Recio
Pediatra de AP. CS de Béjar. Salamanca