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In Memoriam, Dr. Jesús Suárez Camino

24 Ene 2018 | Actualidad, Actualidad para Padres, Carrusel, Contenido para padres

Jesús Suárez Camino, un paradigma de la Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria

Jesús Suárez Camino fue y seguirá siendo para todos los que lo conocimos un gran hombre, un gran padre de familia, un gran amigo y un magnífico pediatra, en cada una de estas sus acciones terrenales, en cada una lo fue en su justa medida. Todo en él, su formación, su paternidad, su ternura, su amor, su fidelidad, su amistad y su trabajo… fueron como tenían que ser: serenos sin pausa, imaginativos sin imposición, vitales sin desenfrenos, eficaces sin deslumbres y ambiciosos sin envidias.

Quizás su mejor condición y lo que más le satisfacía para su sensibilidad y su espíritu era su saber estar ahí, donde se le necesitaba, como hombre bueno, como esposo y padre, como amigo y como compañero, para cumplir al máximo y señalar caminos y soluciones; nunca ponía obstáculos ni problemas. Hablaba con sentido común, pausado, “muy gallego”, con cierto tono de ingenio, ironía y filosofía popular no exenta de gracia y lo hacía con humildad y discreción, a modo de sugerencia que abre caminos, siguiendo la consigna de su propio apellido y aportando soluciones, no sin antes haber reflexionado en solitario.

Siempre lo vi seguro, sin titubeos, pero su pretensión no era el querer inmiscuirse en lo ajeno sino el buscar el acierto, mediante la observación o el estudio, tanto en su ejercicio de la amistad, como de la profesión de pediatra. Ante la amargura de algunos, el escepticismo de otros y la incomprensión de tantos, Jesús oponía siempre su sentido gozoso y optimista de la existencia, agarrándose a su fe de cristiano profesante, muy ligado a su parroquia de Las Ánimas y su fe abierta en su familia, sus amigos y compañeros; un deseo vivo de comprender a cuantos se le acercaban, de convivir y de estimular, tanto a los que ya teníamos responsabilidades como a los que se iniciaban en la profesión.

Su vida y su quehacer nos han estimulado a muchos y nos ha señalado que no debe haber otro modo de vivir que no sea el que él practicó:
Como pediatra destacó y fue pionero y líder estatal en la Sociedad Española de Pediatría, de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, a las que tanto amaba. Impulsó y participó asiduamente en los cursos anuales de formación de F. Prandi en Barcelona y en los 28 Simposios Minho-Galaicos de Pediatría Extrahospitalaria, en convivencia fraternal con nuestros hermanos portugueses. También presidió y organizó el Congreso Nacional de la Especialidad en Santiago, en 1992, que con un éxito total reunió en esta ciudad a más de 1.500 especialistas. Son algunas muestras más de su labor docente, que ejerció durante tantos años, como Profesor Asociado en la Universidad de Santiago.

Encomiable su trabajo como jefe de Servicio de Pediatría Extrahospitalaria en el “Centro de Diagnóstico Concepción Arenal” y lo fue después en el Hospital Clínico Universitario y siempre en su consulta “de referencia” en la zona noble de su ciudad, Santiago de Compostela (Plaza de Cervantes y Hospitalillo). Allí debemos destacar su quehacer continuo en el día a día, en la prevención y cura de todos los niños y sus familias, de todos aquellos que lo necesitaban. Ellos, más que nadie, sienten hoy la tristeza de su pérdida y el privilegio que ha sido contar con su ayuda. Simultáneamente, extrayendo tiempo a su tiempo, su dedicación al estudio e investigación le llevaron a aportar datos inéditos sobre la edad ósea en los niños de Galicia, que ahí están magníficamente reflejados en su tesis doctoral.

Fue a su vez directivo de la Sociedad de Pediatría de Galicia, miembro de honor de la misma, y desde ella impulsó los estilos de vida sana para la juventud en el deporte, a través de la Federación Gallega de Futbol, instaurando sus premios anuales para niños y jóvenes. También en la Academia Médico-Quirúrgica de Santiago, en la que en 1994 fue designado secretario de actas.

Como padre de familia numerosa, promovió la Sociedad Gallega de Familias Numerosas y defendió con ahínco y dedicación los intereses de este colectivo. Y en este su sentir, qué decir de su entrega familiar… Hoy, en aquella su casa inmensa del “Hospitalillo”, en la que con tanta ilusión hizo un hogar de trabajo y vida, hay un gran vacío, un vacio que sentimos todos aquellos que tuvimos la fortuna de conocerle; pero en la inmensidad de su recuerdo allí queda, como en tantos otros lugares, su generosa impronta en la continuación de vida, que él desde el Cielo, seguro seguirá tutelando para su querida esposa Mary Sol, para sus hijos Mónica, Jesús, Rubén, Inés, Pilar, Miguel y David y para su nieta Claudia.
Querido Jesús, descansa en Paz, lo mereces.

José María Martinón Sánchez
Catedrático de Pediatría

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