En este artículo se resumen diversos aspectos de la infección por coronavirus-2019 (COVID-19) y del asma. El objetivo es proporcionar una visión general de lo que se sabe y lo que se debe aprender sobre COVID-19 y asma pediátrica.
Los síntomas de COVID-19 pueden ser similares a los de una exacerbación del asma (tos seca y dificultad respiratoria). Algunos aspectos pueden ayudar a diferenciarlos: presencia de fiebre y otros síntomas menos comunes de COVID-19 (mialgias, dolor de cabeza, faringitis, rinorrea, pérdida del sentido del olfato y el gusto, diarrea, náuseas y vómitos), historia de contacto, y ausencia de antecedentes atópicos previos. Aun así, se requiere una detección de COVID-19, si está disponible, en cualquier niño con asma que acude a atención médica con empeoramiento de la tos o disnea.
Según la información disponible hasta la fecha, no está claro si existe un riesgo significativamente mayor de morbilidad por COVID-19 entre los niños con asma. También se desconoce si los medicamentos para el asma, como los corticoides inhalados en altas dosis o las terapias biológicas para el asma, representan un riesgo en el tratamiento de las infecciones por COVID-19. Tampoco queda claro si el COVID-19 aumenta el riesgo de exacerbaciones del asma. En resumen, un buen control del asma es esencial como medida de precaución durante este tiempo.
La mejor manera de prevenir una exacerbación es el uso constante y adecuado de medicamentos para controlar el asma, por tanto, los niños deben seguir tomando sus medicamentos actuales para el asma, como los corticoides, durante el brote de COVID-19. Esta recomendación cuenta con el respaldo de múltiples organizaciones internacionales, incluidos los CDC, la Iniciativa Global para el Asma y la Guía de consenso de América del Norte sobre la atención de alergias durante el brote de COVID. Se aconseja evitar los desencadenantes conocidos del asma, como los aeroalergenos, el lavado frecuente de manos, el distanciamiento físico y la revisión periódica de la técnica del inhalador. La recomendación actual es continuar con el uso de los agentes biológicos si están indicados. Debe evitarse el uso de medicamentos nebulizados por el mayor riesgo de transmisión de la infección por COVID-19 (salvo una mala respuesta a un inhalador/espaciador de dosis medida, un niño que no coopera o no puede seguir las instrucciones, o escasez de medicamentos).
Otros aspectos analizados en el artículo son la posible escasez de medicación para el asma y las alternativas, el retraso en las consultas de control en casos leves o bien controlados, el uso de visitas virtuales, y el impacto de los determinantes sociales de la salud.
Es necesario el distanciamiento social, lo que puede incluir el cierre de centros escolares. Los médicos y los padres deben observar posibles incumplimientos del tratamiento de mantenimiento del asma especialmente en familias vulnerables, y valorar el posible aumento de la obesidad por el confinamiento sobre el asma.
Queda mucho por aprender sobre el impacto del asma pediátrica en el curso de la infección por el virus del SARS-CoV-2: un territorio desconocido y tiempos sin precedentes. Los pediatras y las familias tienen un papel esencial para garantizar que los niños con asma mantengan un buen control durante este tiempo.
Ángel Martín Ruano
Pediatra de EAP. CS Miguel Armijo. Salamanca
Profesor Asociado. Facultad Medicina. Universidad de Salamanca