El virus Zika acaparó toda la atención mundial entre 2015-2016 coincidiendo con la epidemia en Brasil y, en particular, en el ámbito de la Pediatría debido a su relación con Guillain-Barré y malformaciones congénitas como microcefalia. La OMS lo declaró como emergencia de Salud Pública y desde entonces se continúan las investigaciones al respecto.
Desde julio de 2017 las recomendaciones en embarazadas han cambiado. Ya no se recomienda la detección del mismo en mujeres asintomáticas con exposición posible pero no en curso (por viaje o contacto sexual). Por ello, se hace aún más importante que los pediatras se encuentren actualizados en el tema para poder detectar RN en riesgo o con clínica sugerente. Los datos disponibles sugieren que la infección en niños cursaría de manera similar a los adultos pero de forma algo más leve, incluyendo fiebre, artralgias, erupción cutánea y/o conjuntivitis. La mayoría cursa sin complicaciones pero dado el neurotropismo del Zika pueden ocurrir complica-ciones neurológicas como meningoencefalitis o polineuropatía.
Como otros arbovirus (Dengue, Chicungunya) la transmisión perinatal es posible, pero con clínica diferente a la transmisión intraútero. En estos las madres presenta-ron infección sintomática por Zika poco antes o después del parto, uno de ellos fue asintomático y otro presentó rash y trombocitopenia, pero no desarrollaron compli-caciones neurológicas posteriormente. Sin embargo, dentro del espectro de anorma-lidad congénitas, se incluyen microcefalia, alteraciones cerebrales, alteraciones oculares, contracturas congénitas y discapacidad intelectual.
Como diagnóstico de sospecha de infección congénita se recomienda realizar en el RN PCR en sangre y orina, y serologías IgM en sangre. También se pueden hacer determinaciones en LCR, líquido amniótico y placenta. El test en sangre de cordón presenta muchos falsos positivos.
No hay tratamiento específico por el momento. En las infecciones congénitas se recomienda valoración por Oftalmología, valoración de audición y pruebas de ima-gen adicionales. Debido a esto, la prevención de la picadura del mosquito y una práctica sexual segura constituye la mejor defensa en la actualidad, mientras se si-guen investigando posibles vacunas.
Laura Gómez Recio
Médico Interno Residente de Pediatría. Hospital Universitario de Salamanca