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Optimizando resultados en obesidad infanto-juvenil

17 Jul 2024 | Actualidad, Actualidad Grupo de Trabajo Actualizaciones Bibliográficas, Noticias

Congreso SEPEAP 2024 - Valencia

Zamora-Auñón A, Guijo-Alonso B, de Andrés-Esteban EM, et al. Predictores de adherencia al seguimiento y éxito terapéutico en obesidad infantil. An Pediatr (Barc). 2024 Jun;100:428-437

Predictores de adherencia al seguimiento y éxito terapéutico en obesidad infantil | Anales de Pediatría (analesdepediatria.org)

La obesidad infanto-juvenil es la enfermedad crónica más prevalente en nuestro medio. De etiología multifactorial, sobre una base genética van a concurrir hábitos dietéticos y de actividad física además de dinámicas sociales. La pandemia por SARS-CoV-2 ha sido determinante para un incremento tanto de la prevalencia como de la gravedad. Su desarrollo en etapas infantiles se asocia con una persistencia de hasta el 80% en ambientes psicosociales concretos. En su evolución existe el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 (DM2), hipertensión arterial, dislipemia y limitaciones físicas con gran impacto psicológico. El tratamiento se basa en modificaciones comportamentales con monitorización periódica de dichos cambios. Es conocida la alta tasa de abandono y los resultados limitados de dichos cambios. No existe evidencia acerca de cuáles son los determinantes de éxito del tratamiento. Por ello, el presente artículo pretende seleccionar variables que permitan individualizar estrategias terapéuticas y de seguimiento para optimizar los resultados.

Estudio analítico observacional, longitudinal y retrospectivo. Se reclutó una cohorte de 1.300 pacientes afectos de obesidad no justificada por enfermedad endocrinológica, sindrómica o genética con capacidad para comprender el plan de seguimiento y tratamiento marcado. La intervención se basó en la organización de la ingesta facilitando menús semanales con cinco comidas al día y ayuno interprandial, promoción de ralentización de la ingesta, actividad física suficiente para el control ponderal y un autorregistro cotidiano de las recomendaciones. La programación de las visitas para el seguimiento se realizó con una primera revisión un mes después de la evaluación inicial, visitas trimestrales en el primer año y semestrales a lo largo de los cuatro años siguientes con un máximo de seguimiento de 5 años. Se definió abandono precoz (AP) al cese del estudio antes del primer año, éxito terapéutico (ET) a la disminución del cociente de desviaciones estándar del índice de masa corporal (IMC Z-score) superior al 0.5 del inicial en los momentos de seguimiento establecidos (6 meses, 1, 3 y 5 años), y reducción ponderal intensa (RPI) a la disminución ponderal neta superior al 10% del peso inicial o IMC Z-score mayor de 1.5 en cualquier momento del desarrollo del estudio.

La edad media de la muestra fue de 10.46 +/- 3.48 años con un IMC Z-score medio de 4.01 +/- 1.49. 52.8% eran varones. El 46.7% ya había comenzado su desarrollo puberal. La etnia predominante fue la caucásica (75.8%) seguida de la hispana (19%). Antes de completar el primer año de intervención el 45.54% (592 pacientes) había abandonado. Con respecto a los que continuaban el seguimiento se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la etnia (hispana más prevalente en AP), en la prevalencia de ingesta compulsiva (superior en pacientes con AP), niveles de hemoglobina glicosilada (HbA1c) y glucemia a los 120 minutos en el test de tolerancia oral a la glucosa (TTOG) (ambas inferiores en AP). El estudio de regresión logística mostró que un antecedente familiar en primer grado de DM2 constituía un factor protector, al contrario que la etnia hispana que se confirmó como factor de riesgo. Únicamente el 8.2% (107) de los pacientes mantuvieron el seguimiento a los 5 años. Se objetivó en este caso una menor proporción de etnia hispana, menor edad en la primera consulta y al inicio de la obesidad, mayor prevalencia de estadio prepuberal y menor índice de HOMA inicial. Se comprobó la situación de éxito terapéutico en 44.44% de los pacientes que mantenían seguimiento a los 6 meses, 43.18% al año, 47.79% a los 3 años y 58.88% a los 5 años. Un mayor IMC Z-score inicial se asoció al éxito de una reducción ponderal a partir de los dos años del inicio de la intervención (OR 1.67, p<0.01; IC 95%: 1.15-2.41). Finalmente alcanzaron una reducción ponderal intensa 252 pacientes (19.4%) en un tiempo medio de 0.94 +/- 0.86 años. El nivel de HbA1c y la glucemia a los 120 minutos en el TTOG se asociaron significativamente con una mayor probabilidad de RPI, sin embargo, se estableció una asociación negativa con la asistencia a comedor escolar.

Los resultados del estudio muestran que factores como la gravedad de la obesidad, la etnia, la edad en el momento de la intervención, el estado metabólico del paciente y los antecedentes familiares de DM2 influyen en la tasa de abandono precoz y el éxito terapéutico. El seguimiento debe ser especialmente cercano en pacientes de etnia latina y en aquellos con ingesta compulsiva. El apoyo en la intervención debe ser especialmente constante durante el periodo puberal, especialmente en sexo femenino, para intentar incrementar las situaciones de éxito terapéutico.

Sheila de Pedro del Valle

Pediatra. Hospital Nuestra Señora de Sonsoles. Ávila

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