Un defecto cardiaco congénito crítico se define como aquel que precisa intervención invasiva o que da lugar al fallecimiento en los primeros 30 días de vida. El 30% de ellos se diagnostica de forma tardía a pesar de aplicar herramientas como la ecocardiografía fetal y la exploración postnatal. En 2011, en los Estados Unidos, se estableció la recomendación de cribado de estos defectos mediante pulsioximetría. Actualmente existe evidencia suficiente para su uso de forma combinada con la detección antenatal y la exploración clínica. Es una técnica bien aceptada tanto por las familias como por el personal sanitario.
Se postula la realización del cribado de forma precoz a los recién nacidos en planta de maternidad antes de las primeras 24 horas de vida, asumiendo que los falsos positivos serán “rentables” ya que corresponderán a otras patologías que necesiten intervención médica inmediata. La colocación del sensor pre y postductal identifica mayor número de defectos, sobre todo a expensas de los del tracto de salida del ventrículo izquierdo, que sólo preductal. Los dispositivos a usar deben ser adecuados para uso neonatal estimándose el tiempo necesario para la técnica de 5,5 a 9 minutos.
El valor absoluto de positividad en saturación es < 90% en mano derecha o pie, o ante la presencia de síntomas. El valor absoluto de negatividad es ≥ 95% en mano derecha y pie o ≥ 95% en alguna de las extremidades, y la diferencia es ≤ 3% entre ambas localizaciones. Si los valores están entre 90-94% en mano derecha o pie, o la diferencia entre ambos es > 3% se repetirá el test en 30 minutos, y si persiste se considerará positivo. Un test positivo exige una valoración clínica inmediata.
Sheila de Pedro del Valle
Pediatra. Hospital Nuestra Señora de Sonsoles. Ávila