Holm-Weber A, Aarestrup L, Prahl J, et al. Loss of control in preschoolers with asthma is a risk factor for disease persistency. Acta Paediatr. 2023 Mar; 112(3):496-504
El asma es la patología respiratoria más frecuente en la infancia afectando particularmente a menores de 6 años. Aunque el 50-60% de los niños superan la enfermedad, es difícil predecir en la práctica clínica cual va a ser la evolución individual de cada paciente. Las características que típicamente se han asociado a un asma persistente son el sexo, la predisposición atópica, comorbilidades relacionadas con la atopia y el estatus socioeconómico. Otros datos clínicos que influyen también en su persistencia son el inicio de síntomas antes de los 3 años o sufrir exacerbaciones frecuentes y graves. El objetivo del artículo se centra en el estudio de la asociación entre eventos relacionados con la pérdida de control de la enfermedad a lo largo de 3 años y la persistencia del asma un año después del final del seguimiento.
Estudio retrospectivo y longitudinal que incluye a niños menores de 6 años diagnosticados de asma durante el año 2018. Los eventos relacionados con la pérdida de control de la enfermedad se definen como: la visita a urgencias o en consulta externa por reagudizaciones, uso de corticoides orales, ingresos, rescate con broncodilatadores de acción corta (SABA) o el ascenso en el escalón de tratamiento según la escala GINA. Se definieron 4 trayectorias en la evolución: 1. Controlado, 2. Pérdida de control en etapa temprana (primeros 18 meses), 3. Pérdida de control tardía (últimos 18 meses) y 4. No controlado (todo el periodo de seguimiento). Con respecto a la evaluación de la receta electrónica de SABA la valoración se realizó únicamente durante dos años (periodo en el que se puede realizar el registro electrónico). La definición de asma persistente se estableció en relación al uso de fármacos tanto de mantenimiento (corticoides inhalados [CI], antileucotrienos o combinación de CI y broncodilatadores de larga acción [LABA]) como de rescate (SABA).
Se recogió una muestra de 172 niños, 105 (61%) varones con una mediana de edad de 1.8 años. 98 (74.8%) contaban con predisposición atópica (asma, alergia o eccema) y hasta el 53.3% (75) tenían como comorbilidades relacionadas eccema, alergia alimentaria o rinitis. 73 niños (42.4%) recibían tratamiento de mantenimiento, siendo la media en el número de exacerbaciones anual previo al inicio del estudio de 1 (0-2). En un total de 113 (65.7%) pacientes se constataron eventos relacionados con la pérdida de control clínico. En 6 (3.5%) se registró una consulta ambulatoria urgente, 78 (45.3%) visitaron el servicio de urgencias, 35 (20.3%) fueron ingresados y en 16 (11%) se realizó un ciclo de tratamiento con corticoides orales. En 67 (39.0%) se realizó la prescripción de al menos un envase de SABA y en 84 (48.8%) se inició tratamiento de mantenimiento durante el seguimiento. 39 (22.7%) se les consideró como no controlados, 59 (34.3%) con eventos relacionados con la pérdida de control precoz y 15 (8.7%) con pérdida de control tardía. Tras un año de finalizar el seguimiento 87 (50.6%) manifestaron síntomas de persistencia de asma.
Se consideraron factores de riesgo para eventos de pérdida de control contar con tratamiento de mantenimiento y haber tenido exacerbaciones en el año previo al inicio del seguimiento: OR 1.87 (IC95% 1.0-3.6), p=0.059 y 1.77 (IC95% 0.9-3.4), p=0.077, respectivamente. El tratamiento de mantenimiento se postuló como un factor de riesgo significativo para la persistencia de asma (OR 2.2 [IC95% 1.2-4.1], p=0.013), así como el nacimiento por cesárea y las comorbilidades atópicas (OR 1.81 [IC95% 0.9-3.6, p=0.085 y IC95% 1.9 [0.9-4.1], p=0.087). En el análisis ajustado por estas variables se observó que cualquier evento relacionado con la pérdida de control de la enfermedad es un factor de riesgo para tener síntomas de asma un año después de finalizar el seguimiento (ORa 10.9 [IC95% 3.9-34.6], p<0.001). Tener uno (ORa 6.4 [1.7-27.3]), dos (ORa 25.9 [4.2-306.4]) o más de 2 (13.6 [3.8-62.0]) eventos aumenta el riesgo de persistencia de asma, sin existir diferencias a medida que se van sumando. En concreto, haber realizado visitas a urgencias, el ingreso hospitalario o recibir un ciclo de corticoide oral se postulan como factores de riesgo independientes con un OR ajustada de 3.4 (IC95% 1.5-8.2), p=0.005, al igual que la prescripción de SABA y el avance en el escalón de tratamiento (ORa 6.6 (IC95% 2.7-17.2) p<0.001 y ORa 8.1 (IC95% 3.3-21.6) p<0.001 respectivamente).
Comparando las trayectorias definidas, la pérdida de control tardía fue la que más riesgo ofreció para la persistencia de síntomas tras un año de finalizar el seguimiento en comparación con un estado de control total (OR 43.8 (IC95% 5.6-773.4 para la primera). No hubo diferencias significativas en la comparación de estados de reagudizaciones precoces, tardía o pacientes no controlados.
Entre las limitaciones del estudio destaca la extracción de datos del sistema clínico sin analizar directamente el estado físico de los pacientes, que un solo investigador revisa e interpreta los datos, su propio carácter retrospectivo y el hecho de no analizar factores como exposición ambiental o estado socioeconómico.
Eventos asociados con la pérdida de control del asma en preescolares menores de 6 años se relacionan ampliamente con una persistencia de la enfermedad. Es importante tener un registro estrecho de estas situaciones dado que nos puede dar una idea de la posible evolución individual de cada paciente.