Diferentes artículos han valorado el efecto protector de la lactancia materna sobre la obesidad en niños y jóvenes, pero otros artículos no mantienen esta relación. Los autores hacen un estudio inicial con 222 niños nacidos en 1984. Forman parte del Estudio Longitudinal de Nutrición y Crecimiento en los Niños (ELANCE). El 64 % habían recibido lactancia materna. Valoran inicialmente la ingesta nutricional a los 10 meses y a los 2 años. Finalmente 73 individuos acaban el seguimiento hasta la edad de 20 años. En este momento se mide peso, talla, pliegue subescapular y materia grasa. A los 10 meses la ingesta de nutrientes no difirió entre los dos grupos (amamantados y no amamantados) pero sí lo hizo a los dos años (menor ingesta porcentual de grasa y mayor de carbohidratos en el grupo de amamantados).
Si se ajustan los resultados con el IMC de la madre y la profesión del padre, no se obtuvo ninguna asociación entre amamantados y no amamantados con las mediciones de grasa corporal. Si se añaden otras variables que hacen referencia a la ingesta nutricional (energía total y % de energía de los distintos nutrientes) la lactancia materna se asoció con un menor pliegue subescapular a la edad de 20 años.
Existen publicaciones contradictorias sobre la relación entre la lactancia materna y la obesidad. Para una correcta valoración, hay que tener en cuenta los numerosos factores que pueden interferir en los resultados. Algunos son conocidos como el IMC de la madre y la profesión del padre, pero existen otros como los que se apuntan en este artículo (nutrición precoz, dieta y distribución de nutrientes en ella, etc.) que deben tenerse en cuenta al examinar los efectos a largo plazo de la lactancia materna. La relación en cualquier caso es compleja y ello no debe apartarnos de la promoción de la lactancia materna por las múltiples ventajas de ésta.
Ángel Martín Ruano
Pediatra de EAP. CS San Bernardo Oeste. Salamanca
Profesor Asociado. Facultad Medicina. Universidad de Salamanca