El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) tiene una prevalencia del 3-7% de los niños en edad escolar, siendo más frecuente en varones. Conocemos su influencia en el rendimiento escolar, y adaptación y funcionamiento social del propio individuo. Sin embargo, muchas veces no prestamos atención a la repercusión que genera este trastorno en el ámbito familiar del niño.
Mediante un estudio multicéntrico, observacional, prospectivo y no comparativo desarrollado durante 4 meses se intenta conocer la evolución del estrés familiar desde un punto de salida que correspondería al diagnóstico hasta 2 y 4 meses posteriores tras instaurar el tratamiento. Para ello utilizan el cuestionario Family Strain Index (FSI), de fácil uso y con una buena consistencia interna, y relacionan sus resultados con los de la escala Conners tanto al diagnóstico como en las visitas sucesivas.
Se incluyeron 410 familias con niños de 6 a 17 años (media de edad 10.4 años) con diagnóstico de TDAH según el DMS IV TR pudiendo incluirse diversas comorbilidades como depresión, trastorno negativista desafiante o trastornos del aprendizaje. Hasta el 28.7% de los niños incluidos presentaban una enfermedad psiquiátrica asociada. Se excluyeron familias de niños institucionalizados, con más de un hijo con TDAH o con algún hijo con retraso mental, esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno generalizado del desarrollo. Aparte del tratamiento psicoeducativo, un 97,9% recibieron tratamiento con metilfenidato de liberación modificada.
Se observó una clara mejoría en la puntuación global del FSI (p<0.001) y de la intensidad de los síntomas de hiperactividad en la escala Conners (p<0.001), con una buena relación entre las dos escalas a los 2 (R-intraclase 0,825, p < 0,0001) y a los 4 meses (R-intraclase 0,784, p < 0,0001). La comorbilidad psiquiátrica del paciente hizo que las puntuaciones en ambas escalas fueran mayores, manteniéndose la diferencia en las visitas posteriores.
El abordaje del TDAH debe incluir siempre a la familia. La detección y tratamiento precoces puede mejorar la repercusión sobre el entorno familiar, siendo la escala FSI una manera útil y accesible en el seguimiento del estrés familiar.
Sheila de Pedro del Valle
FEA Pediatría. Hospital Nuestra Señora de Sonsoles. Ávila
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