El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neuropsiquiátrico que afecta hasta a un 11% de niños mundialmente y se asocia con altas tasas de otros trastornos psiquiátricos, fracaso escolar y otras comorbilidades como mayor incidencia de accidentes de tráfico. Se conoce que el tratamiento con estimulantes en la infancia mejora los síntomas de los niños con TDAH, pero ¿tiene beneficios reales llegados a la edad adulta?
Recetar estimulantes a pacientes de tan corta edad hoy en día sigue generando controversia. Empleando el número necesario a tratar (NNT), este estudio busca esclarecer el beneficio clínico a largo plazo del tratamiento con estimulantes.
El mismo equipo de neuropsiquiatras pediátricos norteamericanos (Boston, EEUU) ya había realizado otras investigaciones similares. Para crear una muestra homogénea de ambos géneros (n=265), agruparon pacientes de 3 muestras independientes de sus estudios previos:
– 2 estudios tipo caso-control de similar diseño comparando una cohorte de niños y otra de niñas a lo largo de 10 años con y sin TDAH (2009).
– 1 ensayo clínico aleatorizado acerca de los efectos de lisdexanfetamina sobre capacidad de conducción automovilística en pacientes con TDAH (comparando 2 pruebas de conducción realizadas íntegramente con simuladores, prueba previa a medicación y tras 6 semanas de tratamiento con fármaco o con placebo) (2012).
Como outcomes o resultados buscaban medir riesgo de: desarrollo de enfermedades psiquiátricas (trastorno de conducta, trastorno negativista-desafiante, trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar, y trastorno de ansiedad), desarrollo de adicciones (tabaco, alcohol y otras drogas), repetir curso escolar, y de colisiones con otros coches. En el estudio actual, la novedad fue que tras estratificar a todos los sujetos TDAH (N=265) según su historial de haber recibido cualquier tipo de tratamiento con estimulantes se creó un indicador binario para cada resultado: si el resultado no había ocurrido comenzada la edad en la que el paciente inició estimulantes el resultado (por ejemplo, desarrollo de trastorno de depresión mayor o el haber repetido curso), se codificó como uno. Aquellos outcomes desarrollados en algún momento a lo largo del seguimiento tras iniciar tratamiento con estimulantes fueron codificados como cero. Se emplearon “tasas de prevalencia de por vida” (haber desarrollado ese outcome en algún momento del seguimiento a lo largo de los 10 años contaba como “positivo de por vida” para el outcome en concreto). Para cada resultado, se calculó la reducción del riesgo absoluto y de forma inversa el NNT ajustando para posibles factores de confusión.
Los resultados muestran bajos NNT (de 3 a 10) para todas las categorías: indican que es necesario tratar a 5 o menos pacientes para evitar que 1 desarrolle alguna de las enfermedades psiquiátricas mencionadas previamente; a 6 pacientes para evitar que uno desarrolle adicción al tabaco, a 3 para evitar que 1 repita curso, y a 4 para evitar que 1 sufra una colisión con otro vehículo. Es decir, se infiere que los estimulantes tienen fuertes efectores protectores en jóvenes con TDAH sobre el desarrollo de importantes comorbilidades, resultados que no son dependientes de su género o del tipo/dosis concreto de estimulante.
Estos resultados apoyan la importancia de un diagnóstico y tratamiento con estimulantes precoz tanto de niños como niñas con TDAH.
Ana Martínez Pereira
Residente de Pediatría. Hospital Universitario de Salamanca