La otitis media aguda (OMA) es una de las enfermedades más frecuentes en la infancia. El dolor de oídos constituye uno de sus síntomas y a su vez su presencia es criterio clave para determinar la severidad de la propia OMA y, en función de ella, su manejo. Por ello determinar de forma fiable si los lactantes en la etapa pre-verbal tienen o no dolor de oídos cobra importancia. Aunque hay guías clínicas que traducen el dolor de oídos como otra serie de síntomas inespecíficos, no los clasifican en cuanto a qué síntoma implica mayor grado de dolor. No se ha investigado sobre el uso de escalas del dolor pediátricas adaptadas para uso observacional de padres sobre lactantes pre-verbales, y es lo que pretende hacer este estudio.
Se reclutaron 426 lactantes de 6-36 meses procedentes de centros de salud de una misma región de Finlandia con sintomatología compatible y sospecha parental de presentar OMA. La OMA fue diagnosticada basándose en los resultados de timpanometría, otoscopia neumática, y videootoscopia. De ellos, 201 (47%) presentaban OMA y 225 (53%) no. Previo a examinar a los pacientes, los padres fueron entrevistados acerca del dolor de sus hijos mediante tres métodos: entrevista parental (cuestionario estandarizado que interrogaba acerca de la presencia de 17 síntomas), la escala Faces Pain Scale Revised (FPS-R), y la escala Face, Legs, Activity, Cry, Consolability (FLACC). Ambas escalas están aprobadas para evaluación del dolor en paciente pediátrico, aunque ninguna para uso observacional parental. El estudio compara los 3 métodos de medir el dolor y busca qué síntomas específicos se asocian más con el resultado de dolor moderado/severo.
En el grupo con OMA, el dolor fue evaluado como moderado/severo (principal resultado de interés) en 65% de casos empleando la entrevista, en 90% empleando la escala FPS-R y en 91% empleando la escala FLACC (P<0.001). En el grupo sin OMA los porcentajes fueron de 56%, 83% y 88% respectivamente (P<0.001). En ambos grupos, los padres evaluaban el dolor como moderado/severo con mayor frecuencia si empleaban alguna escala versus sólo entrevista. No hubo diferencias entre la presencia de dolor moderado/severo entre niños con y sin OMA. En cuanto a síntomas específicos, el autoreferir el niño dolor de oídos y presentar sueño intranquilo fueron estadísticamente significativos para asociación con dolor moderado/severo.
Las escalas sirven para detectar mejor la presencia de dolor que de otra forma podría ser infraestimado. Esta detección es potencialmente clave en la vida del paciente ya que existen estudios que indican que experiencias dolorosas en la infancia alteran la sensibilidad dolorosa de adulto. Dado que la mayoría de las OMAS ocurren simultáneamente con infección del tracto respiratorio (ITR), se concluye así que las ITR también generan dolor y la presencia de dolor moderado/severo no sirve para diferenciar asociación con OMA o no, de manera que en la práctica clínica y domiciliaria se les debe ofrecer analgesia de forma activa aun presentando sólo ITR.
Ana Martínez Pereira.
Residente de Pediatría. Hospital Universitario de Salamanca