El uso de los corticoides está bien establecido como manejo habitual de la laringitis dada su eficacia y seguridad. Reduce la tasa de ingresos, la duración de la estancia hospitalaria, las sucesivas consultas, la intubación y la necesidad de ingreso en UCI pediátrica. La vía oral es la preferida en niños. La comparación entre diferentes dosis de dexametasona ya ha sido objeto de varios estudios previamente, pero en el presente artículo se incluye la comparación con prednisolona a 1 mg/kg.
Se llevó a cabo un estudio prospectivo doble ciego en Australia entre marzo 2009 y julio de 2012 en el que se incluyeron los niños que acudieron a Urgencias mayores de 6 meses y con un peso máximo de 20 kg, con diagnóstico final de laringitis tras la anamnesis y exploración física. Aleatoriamente recibieron dexametasona a 0.6 mg/kg, dexametasona a 0.15 mg/kg o prednisolona a 1mg/kg. Se evaluó a los pacientes según escala Westley al inicio, y a las 1, 6 y 12 horas posttratamiento. A las 4 semanas tras el alta se contactó telefónicamente con los cuidadores para preguntar si precisaron reconsultar.
Reclutaron un total de 1231 pacientes con media de edad de 30 meses. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los tres grupos en la puntuación de la escala Westley tras 1 hora de tratamiento. No hubo diferencias en la necesidad de adrenalina nebulizada ni en la duración de estancia hospitalaria. Ningún paciente requirió intubación o ingreso en UCIP. Las segundas consultas fueron algo más frecuentes en el grupo de prednisolona, pero sin ser estadísticamente significativo. Así como la necesidad de nuevas dosis de corticoide, que se atribuye a la menor duración de efecto de prednisolona.
Demuestran así los autores la no inferioridad de prednisolona y dosis bajas de dexametasona frente a la dosis estándar de dexametasona. El tipo de corticoide utilizado parece no tener impacto clínico ni en el momento agudo ni en los días posteriores al tratamiento.
Laura Gómez Recio
Pediatra de AP. CS de Béjar. Salamanca