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Dieta baja en FODMAP en pediatría

10 Oct 2024 | Actualidad, Actualidad Grupo de Trabajo Actualizaciones Bibliográficas, Noticias

Lucas Zapata P, García Navarro E y Ribes Koinkx C. Dieta baja en FODMAP. An Pediatr (Barc). 2024 Jul;101(1):36-45

https://www.analesdepediatria.org/es-dieta-baja-fodmap-articulo-S1695403324000912

Los FODMAP (Fermentable, Oligosaccharides, Disaccharides, Monosacharides, Polyols) son hidratos de carbono de cadena corta que se absorben pobremente por el tracto gastrointestinal. En el colon son fermentados por la microbiota produciendo gases y, al elevar la carga osmótica, pueden inducir síntomas como la distensión o el dolor abdominal. En el proceso de digestión cuando hay un exceso de fructosa respecto a glucosa, la primera no se absorbe de forma correcta aumentando el agua intestinal. De forma similar un exceso de fructosa y sorbitol de forma conjunta genera un disbalance en la absorción a favor del segundo causando síntomas. Por otro lado, la actividad de la lactasa, que disminuye a partir de los 3-4 años de forma variable en la población, conlleva distensión, dolor abdominal y/o diarrea. Con respecto a los fructooligosacáridos (FOS) y los galactooligosacáridos (GOS) el ser humano no es capaz de absorberlos dado que carece de enzimas para ello. Por último, la absorción de polioles se realiza de forma pasiva a lo largo del tracto gastrointestinal y es variable. El objetivo del artículo es establecer un protocolo sobre el uso de una dieta baja en FODMAP en población pediátrica y revisar la evidencia de la eficacia de la misma.

Mediante una búsqueda bibliográfica en bases de datos y páginas web de organismos oficiales se establece que una dieta baja en FODMAP puede tener beneficios nutricionales y sintomáticos en múltiples trastornos digestivos como el síndrome de intestino irritable (SII), la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), el sobrecrecimiento bacteriano (SIBO), la sensibilidad al gluten no celiaca (SNCG) y la enfermedad celiaca (EC). Sin embargo, pese que se ha observado mejoría de los síntomas en pacientes pediátricos que la siguen, la evidencia en esta población todavía es escasa y en situaciones como el SII aún no ha sido demostrada. Si se opta por ella, determinar la duración adecuada con un tiempo mínimo para lograr efectos sin generar impacto en la nutrición disminuye los riesgos nutricionales y facilita su cumplimiento.

Antes de iniciar una dieta baja en FODMAP se recomienda realizar ciertas pruebas encaminadas a descartar infecciones parasitarias y a determinar los mejores candidatos. El test de hidrógeno espirado permite valorar intolerancia a algunos hidratos de carbono al que se puede añadir pruebas de sobrecarga oral. Será imprescindible la evaluación nutricional, con somatometría y marcadores de nutrición, y la psicológica dado que el paciente debe estar comprometido a colaborar. Previo al inicio la familia realizará un diario dietético y de síntomas durante 3 días anotando alimentos consumidos por el niño en su dieta habitual, respuesta a los mismos y tipo de deposición (escala BITSS en lactantes y Bristol en niños mayores).

Los resultados de la dieta son mejores cuando se aborda con un equipo multidisciplinar que formarán un dietista-nutricionista, médico digestivo y psicólogo. El proceso consta de tres fases diferenciadas. En la primera, que se alarga durante 3 semanas en adultos y que en niños se considera que 2 puede ser suficiente, consiste en la eliminación de alimentos ricos en FODMAP. En el artículo se muestran tablas con listas de alimentos permitidos y no permitidos. Conviene resaltar que estos no son uniformes en diferentes estudios. Previo al comienzo de la segunda fase se realiza una evaluación de síntomas. En el caso en que se considere mejoría se programará en las 6-8 semanas siguientes la reintroducción de un FODMAP durante 3 días. Aunque se ofrecen dos opciones se debe elegir sólo una de ellas incrementando progresivamente la cantidad consumida. Se debe realizar un diario de síntomas anotando el alimento y la cantidad consumida. Una vez finalizado los 3 días de reintroducción, los 4 restantes de la semana se mantienen los alimentos en la cantidad tolerada. En caso de que presente síntomas no se deberá aumentar la dosis o se debe suspender. Una vez identificado el nivel de tolerancia a los diferentes FODMAP se adaptará su contenido en la dieta. De esto consta la tercera fase de personalización que tiene una duración variable.

Debido a que se trata de una dieta bastante restrictiva es frecuente la pérdida de peso en las etapas iníciales. Además, puede haber déficit de micronutrientes como vitaminas y antioxidantes naturales. El consumo de calcio y vitamina D se puede mantener con lácteos sin lactosa. Los datos acerca del consumo de fibra son controvertidos.

A pesar de que se ha observado en diferentes estudios un beneficio de la dieta FODMAP en determinados trastornos digestivos, la evidencia en población pediátrica es escasa. Son necesarios estudios que evalúen la eficacia y seguridad a largo plazo de este enfoque dietético.

Sheila de Pedro del Valle

Pediatra. Hospital Nuestra Señora de Sonsoles. Ávila

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