Landry C, Dorling J, Kulkarni K, et al. Post discharge iron status in very preterm infants receiving prophylactic iron supplementation after birth. J Pediatr. 2022 May 13:S0022-3476(22)00424-3.
doi: 10.1016/j.jpeds.2022.04.050.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35577120/
Los recién nacidos muy prematuros (< 32 semanas de edad gestacional, EG) son muy susceptibles a la ferropenia y, en casos más graves, pueden desarrollar anemia ferropénica. El déficit de hierro mantenido, especialmente en los primeros meses de vida, puede asociarse a problemas motores, cognitivos y alteraciones psicosociales en el desarrollo. Por ello, las sociedades recomiendan iniciar profilácticamente terapia con hierro oral a 2-4 mg/kg/día, entre las 2 y 6 semanas de edad corregida (EC), manteniéndolo hasta cumplir entre 6 y 12 meses.
El objetivo de este estudio es evaluar el estado del hierro, la prevalencia de ferropenia y los factores de riesgo asociados a los 4-6 meses de EC en estos pacientes, para determinar si se debe considerar el estudio del hierro a esta edad.
Se realizó un estudio de cohorte retrospectivo a través de una base de datos provincial sobre todos los recién nacidos muy prematuros, nacidos en Nueva Escocia entre 2005-2018. Como estándar de calidad, todos los recién nacidos recibieron suplementos de hierro profilácticos a partir de las 2-4 semanas de edad cronológica y se les realizó un estudio férrico a los 4 o 6 meses de edad corregida. La ferropenia se definió como ferritina sérica < 20g/l o < 12g/l a los 4 y 6 meses respectivamente. Se realizó un análisis de regresión logística multivariante para identificar los factores asociados a la misma.
De 411 pacientes, 132 (32,1%) y 11 (2,7%) tenían ferropenia y anemia ferropénica, respectivamente. La prevalencia de la ferropenia disminuyó con el tiempo (37,6% en 2005-2011 vs 25,8% en 2012-2018). La hipertensión gestacional en la madre (p=0,01) y la edad gestacional < 27 semanas (p=0,02) fueron factores de riesgo independientes para el déficit de hierro. Además, las probabilidades de ferropenia fueron menores en el grupo de alimentación mixta (leche materna y leche fórmula combinada) en comparación con el grupo de alimentación exclusiva con leche de fórmula (p=0,01).
La prevalencia del déficit de hierro fue del 32% de los recién nacidos muy prematuros, a pesar de la profilaxis temprana del hierro. Sin embargo, no se observaron datos sugerentes de sobrecarga férrica. Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de incorporar en las consultas de seguimiento de los pacientes la monitorización de las reservas de hierro, en especial durante el primer año de vida. De este modo, podemos tener un impacto positivo en el neurodesarrollo y desarrollo psicomotor del niño. Es importante conocer la información relacionada con los factores de riesgo asociados al déficit de hierro, para intentar reducirlo en los recién nacidos muy prematuros.