López-Medrano F, Alfayate S, Carratalá J, et al. Resumen ejecutivo – Diagnóstico, tratamiento y profilaxis de la infección por virus de la Gripe – Documento de Consenso de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), la Asociación Española de Vacunología (AEV), la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) y la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS). An Pediatr (Barc). 2023;98:213-227
La gripe continúa considerándose una infección benigna por gran parte de la población general. Causante de epidemias anuales y de pandemias ocasionales, sólo la reciente situación provocada por el virus SARS-CoV-2 ha demostrado un efecto comparable en la mortalidad mundial. Este documento de consenso ofrece información a la comunidad médica con el objetivo de mejorar el abordaje de la gripe en la actualidad. Además de la evidencia publicada hasta junio de 2022, se ha tomado en consideración la experiencia clínica y la opinión de expertos cuando no se encontró suficiente evidencia.
La definición de caso de síndrome gripal (SG) en niños tiene muy bajo rendimiento (AII). Cualquier episodio de fiebre aguda, en presencia o ausencia de síntomas respiratorios en temporada epidémica puede ser sospechoso (AII). Los médicos no solemos ser capaces de confirmar una infección viral concreta sólo por criterios clínicos (AII). El diagnóstico microbiológico específico se realizará cuando éste pueda condicionar la actitud terapéutica (AI). La derivación a urgencias hospitalarias debe hacerse cuando se sospeche complicación (AII) o cuando el estado clínico del niño lo requiera (AII). Pacientes con factores predisponentes para enfermedad grave deben remitirse al ámbito hospitalario para confirmación diagnóstica y valorar ingreso o tratamiento específico (BII). Los menores de 3 meses con fiebre sin foco son una población específica a tener en cuenta dado que no se puede diferenciar la infección gripal de otras potencialmente mortales por criterios clínicos (AII). La gripe y la neumonía bacteriana pueden solaparse requiriendo el diagnóstico diferencial pruebas complementarias (BII).
El diagnóstico microbiológico de gripe debe indicarse cuando sus resultados puedan influir en el manejo clínico del paciente o condicionar el de otros individuos expuestos (AII). A su vez, se realizará en casos de enfermedad grave o individuos en riesgo de desarrollar complicaciones (AII), pacientes hospitalizados (AII) y trabajadores sanitarios que atiendan a personas vulnerables (BIII). Se considerará como herramienta para contribuir a evitar el uso innecesario de antibióticos o prescribir un tratamiento antiviral correcto (AIII). Si hablamos de fines epidemiológicos se indicará desde la semana 40 de un año hasta la semana 20 del año siguiente con el objetivo de identificar el virus circulante y el momento de inicio de la temporada (AII). No está indicado en individuos inmunocompetentes y sin factores de riesgo que no van a ser ingresados y/o sin enfermedad grave (BIII).
Las muestras de exudado nasofaríngeo u orofaríngeo con torundas estériles son las idóneas (AI). En el paciente pediátrico existe la posibilidad de aspirado o lavado nasofaríngeo (AII). El rendimiento de la muestra se relaciona directamente con una técnica de recogida correcta (AIII), y de manera inversa con el tiempo de evolución del cuadro (AII). La técnica de amplificación de ácidos nucleicos (TAAN) es el método de elección. Preferentemente la técnica de diagnóstico utilizada debe ser capaz de diferenciar gripe tipo A y B y los subtipos H1 y H3 (AII). Las técnicas moleculares de diagnóstico rápido tienen una sensibilidad y especificidad altas, se recomiendan en pacientes hospitalizados y como alternativa al resto de técnicas de diagnóstico rápido en ámbito ambulatorio (AII). Las pruebas de detección de antígenos se restringen a pacientes pediátricos entre las 24 y 48 horas tras el inicio del cuadro si no están disponibles las TAAN (AIII).
No está justificada la recomendación del uso de tratamiento antiviral en la población pediátrica general. Si se establece en algunos casos seleccionados, se debe iniciar a las 24 horas desde el inicio del cuadro conociendo que el beneficio esperado es sólo el de reducir la duración del proceso y la prevención del desarrollo de otitis media aguda (AII). Se puede valorar en procesos gripales no complicados en pacientes con factores de riesgo significativos (AII). Se debe evitar su inicio en niños sin confirmación microbiológica (a no ser que exista una alta sospecha y una probabilidad muy alta de complicaciones) (CIII). Se realizará con oseltamivir oral de manera preferente (AIII) siendo el zanamivir inhalado una alternativa para los mayores de 5 años (AIII).
El tratamiento antiviral en pacientes hospitalizados está indicado si existen factores de riesgo y el motivo de ingreso fue la gripe (BIII). También son subsidiarios de tratar los niños sin factores de riesgo pero que se presentan con neumonía, fallo respiratorio que requiere ingreso o necesidad de cuidados intensivos (BIII). Los fármacos utilizados serán los mismos que en el tratamiento ambulatorio. No está indicado prescribir antibióticos con el objetivo de prevenir sobreinfecciones bacterianas (AI). Se planteará ante una sospecha alta cubriendo la sensibilidad de las bacterias más comunes: S. pneumoniae, S. aureus y S. pyogenes (AI). La resistencia frente al tratamiento antiviral debe plantearse cuando una prueba microbiológica continúa siendo positiva más de 8 a 10 días (BIII).
Como medida de profilaxis de transmisión comunitaria se recomienda la vacunación de niños sanos de 6 meses a 5 años (AIII). Se realiza con vacuna tetravalente teniendo en cuenta que a los menores de 9 años se recomienda la administración de dos dosis separadas 4 semanas entre sí en la primovacunación (AI). Se inyectará la dosis completa (0.5ml) (AI) y preferentemente de octubre a noviembre (AIII). La alergia al huevo no se considera una contraindicación (AIII). Debe evitarse en individuos con antecedente de reacción alérgica grave (AIII) y de forma temporal en situaciones de enfermedad aguda de intensidad moderada o grave (AIII). La quimioprofilaxis posexposición está reservada a individuos asintomáticos con riesgo alto de complicaciones para los que la vacuna está contraindicada (CII). Se considerará en brotes nosocomiales en neonatos y lactantes no vacunados ingresados en unidades de cuidados intensivos (AIII). Se iniciará lo antes posible (menos de 48 horas con oseltamivir) manteniéndolo durante 10 días (AIII).
Como reflexión final, los autores reclaman la aplicación de algunas de las lecciones aprendidas durante la pandemia por SARS-CoV-2 al manejo actual y futuro del virus de la gripe. Aluden los datos de morbimortalidad para reclamar la importancia merecida de la infección por este patógeno.