La jornada del viernes del 36 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) dedicó un espacio específico para abordar las repercusiones del duelo durante la infancia.
Esta conferencia extraordinaria corrió a cargo de Montserrat Esquerda Aresté, del Institut Borja de Bioética-Universitat Ramon Llul, y estuvo moderada por el presidente del Comité Organizador, Antonio Manuel Redondo, y el presidente de la SEPEAP, Cristóbal Coronel.
La experta advirtió sobre el impacto de la muerte en los menores, sus consecuencias en la salud, en todos los ámbitos, y las posibles repercusiones en sus hábitos de vida.
En concreto, explicó que, al desculturizar la muerte y el duelo, la sociedad alejó también a aquellas personas que se encuentran en el final de su vida y a los que deben procesar el fallecimiento de un ser cercano, que en ocasiones acaban sufriendo en soledad o sin referentes a los que acudir para afrontar esta situación.
Entre ellos, los niños y jóvenes son los más abandonados, a pesar de tratarse de uno de los peores episodios que pueden llegar a experimentar a lo largo de su vida.
Este proceso puede llegar a provocar un impacto tan grande que afecta no solo a la salud mental del menor, sino también al bienestar físico, al ámbito social o incluso al rendimiento académico.
La especialista insistió en que la muerte de un ser querido es un importante factor de estrés duradero para el menor, dado que representa la pérdida de un sistema de soporte y de un referente en su vida.
En este contexto, los pediatras pueden llegar a asumir un papel determinante en el duelo del niño o del joven, puesto que se encuentran en una posición privilegiada de proximidad a la familia.
Así, deben saber guiar a los familiares, aportar unas pautas básicas sobre las necesidades del menor en este tipo de casos y estar atentos a posibles señales de alarma y factores de riesgo.
