Las sibilancias infantiles son responsables de una gran carga mundial de morbilidad. La prevalencia es particularmente alta en la primera infancia, con un tercio de los niños afectados antes de los tres años. Las sibilancias son heterogéneas en términos de etiología y pronóstico.
Existe un interés creciente en la clasificación precisa de las sibilancias infantiles, sus fenotipos y su pronóstico. Si bien la mayoría de las sibilancias de la primera infancia son transitorias, resolviéndose sin desarrollar posteriormente asma, aproximadamente un tercio de los sibilantes tienen enfermedad persistente y asma en la infancia posterior. Por tanto, el objetivo de este trabajo fue investigar esta relación hasta finales de la adolescencia.
El Melbourne Atopy Cohort Study (MACS) es una cohorte de nacimiento longitudinal desde 1990-1994. De esta cohorte se seleccionaron 620 niños y se investigó sus relaciones con la sensibilización, el eccema, rinoconjuntivitis alérgica y el óxido nítrico exhalado fraccionado (FeNO) a las edades de 12 y/o 18 años utilizando modelos de regresión logística y lineal.
Las “sibilancias persistentes tempranas” se asociaron con un mayor riesgo de eccema y sensibilización a los 12 años. Las “sibilancias de inicio intermedio” se asociaron con un mayor riesgo de eccema a los 12 años, rinoconjuntivitis alérgica y sensibilización a los 12 y 18 años, y elevaron el FeNO a los 18 años. Las “sibilancias de inicio tardío” se asociaron con un mayor riesgo de rinoconjuntivitis alérgica a los 12 y 18 años y sensibilización a los 12 años. Por el contrario, las “sibilancias transitorias tempranas” se asociaron con un riesgo reducido de eccema, rinoconjuntivitis alérgica y sensibilización a los 18 años y un FeNO más bajo.
Este artículo concluye, por tanto, que los fenotipos de “sibilantes transitorios tempranos” tienen menos riesgo de reacciones alérgicas a los 18 años.
Eva Navia Rodilla Rojo
Pediatra de Atención Primaria de Salamanca
