La enfermedad de Osgood-Schlatter es una de las causas más frecuentes de dolor de rodilla en niños y adolescentes. Describe una apofisitis dolorosa por tracción de la tuberosidad tibial causada por una tensión repetida del tendón del cuádriceps. Afecta especialmente a adolescentes que practican deporte regularmente (especialmente fútbol, baloncesto y voleibol). Se reconocía un pico de incidencia en varones de 12 a 15 años pero actualmente no parece haber diferencias en cuanto a la distribución por sexos, quizá por el incremento en la participación de chicas en deportes de impacto. Los factores de riesgo se dividen en no modificables: sexo, edad, altura, peso, lesiones previas y estadio de fisis; y modificables: entrenamientos, práctica semanal y tensión repetitiva del cuádriceps. Un mayor peso corporal, mayor IMC y flexibilidad disminuida en la musculatura de la zona posterior de muslo también se han descrito como factores de riesgo.
Los adolescentes son más susceptibles de padecerla durante el estirón puberal. En la mayoría de los casos, para hacer un diagnóstico correcto basta la anamnesis y exploración física. En caso de hacer radiografía, se debe tener en cuenta que hay controversia sobre si la fragmentación de la tuberosidad tibial es un proceso patológico que acompaña al Osgood-Schlatter o si solo muestra un estadio de osificación fisiológico.
Dado que esta patología suele ser limitada en el tiempo, los pacientes responden bien al tratamiento conservador en un 90% de los casos. El dolor se exacerba con las actividades que implican salto y/o carrera. La actividad física (salvo natación y bicicleta) debe cesar hasta que se resuelvan los síntomas. El tratamiento conservador incluye antiinflamatorios, frio local y fisioterapia. La fisioterapia es esencial y debe incorporar técnicas de estiramientos de la musculatura del muslo y estabilidad de la zona central del cuerpo, ejercicios enfocados a dar estabilidad a la rodilla y movimiento de cadera. La inyección de corticoide no es recomendable debido al riesgo de atrofia y posible rotura del tendón rotuliano. Un pequeño grupo de pacientes que presenten síntomas incapacitantes o dolor persistente se pueden beneficiar de intervenciones para retirar los fragmentos óseos.
Es recomendable que los niños que participen en alguno de los deportes de riesgo, incluyan en su rutina de entrenamiento las estrategias de prevención comentadas.
Laura Gómez Recio
Pediatra de AP. CS de Béjar. Salamanca