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La etapa preescolar en los niños

16 Jun 2021 | Zona Padres Preescolar

Comprende de los 2 a los 5 años. Buscan su autonomía, aunque les gusta saber que hay un adulto cerca “por si acaso”. Su interés por el mundo que les rodea crece al ritmo de sus nuevas adquisiciones comunicativas y motrices. A veces preguntan por el simple hecho de preguntar aunque sepan ya la respuesta o no les interese.

Es la edad de ir al parque y echar la tarde allí con ellos. Es un plan sencillo, al alcance de todos y que combina actividad física e interacción social con otros niños. El juego pasa de ser solitario o al lado de otros niños (2 años) a paralelo (3 años) y finalmente a cooperativo (4 años). No es preciso buscarle amigos. Los juegos a esta edad pueden desarrollarse con grupos recién constituidos aunque también pueden manifestar preferencia por 2 ó más niños. Los padres deben supervisar para evitar accidentes y que los conflictos que surjan entre ellos “no pasen a mayores”, pero dejando que intenten resolverlos ellos primero.

Rabietas

Se dan fundamentalmente entre los 2 y los 3 años y su frecuencia e intensidad están en relación con el temperamento del niño, su desarrollo el lenguaje, la respuesta de los padres a ellas… Es su forma de rebelarse frente a los límites y de manifestar su desacuerdo. Aparecen más cuando están cansados o les sacamos de sus rutinas. Nuestra actitud debe ser calmada y firme: mensajes cortos sin tratar de razonar con ellos como si tuvieran 15 años y asegurarnos de que el lugar es seguro para que no se hagan daño. Si nos da tiempo lo distraeremos antes del momento de “no retorno”. Inicialmente ignoraremos la situación y cuando se hayan calmado les daremos un abrazo y hablaremos con ellos. Si cedemos a sus exigencias para finalizar la rabieta el mensaje que les daremos es que la rabieta es su modo de conseguir las cosas.

Lenguaje

El desarrollo del lenguaje a esta edad es muy importante y va a ser una pieza clave en el proceso de aprendizaje de años futuros. A medida que progresa el lenguaje van disminuyendo las rabietas. Hay que hablarles con lenguaje de adulto, sin imitar las palabras que ellos dicen mal. Aunque hay mucha variación de unos niños a otros, de manera orientativa el vocabulario está en torno a 50 palabras a los 2 años, 300-1.000 palabras a los 3 años, 1.500 a los 4 y unas 2.000 a los 5. Si pronuncian mal repetiremos nosotros la palabra dentro de la frase para que lo vayan corrigiendo; pero sin exigirles repetirla continuamente ya que podemos crearles un bloqueo y que no quieran hablar tanto “porque lo van a hacer mal”. Es normal que les cueste pronunciar la “R” y la “S”. Si el vocabulario es muy escaso para la edad, el niño no intenta comunicarse con los demás o los padres no entienden el lenguaje del niño se debe consultar al pediatra.

Favorece el desarrollo del lenguaje: no usar chupete y comer “comida de masticar”, no sólo purés, porque potencian la musculatura facial que también interviene en la articulación del lenguaje.

Es importantísimo que sigamos leyendo cuentos a nuestros hijos; desarrolla su lenguaje y su imaginación, favorece el hábito de la lectura y facilita un apego sano.

Juegos

A estas edades debemos potenciar la motricidad gruesa (parque, paseos, bicicleta con/sin pedales, natación) y fina (colorear, recortar, puzles, plastilina, piezas de construcción adecuadas a su edad); la imaginación y el lenguaje (cuentos, canciones, adivinanzas, disfraces, juego imitativo y creativo).

Límites

Los niños necesitan límites y nuestro deber es ponérselos. A esta edad, pocos y claros. No sirve de nada una lista interminable que ni ellos van a asumir ni nosotros podremos hacer cumplir. Muchos de estos límites están relacionados con su seguridad p.ej. cruzar la calle de la mano de un adulto, no meterse en el agua (piscina, mar, río, bañera) sin avisar a un adulto, no irse con extraños…

Los límites deben ser consistentes, no pueden variar en función de nuestro cansancio, y consensuados entre ambos progenitores. No hay que contradecir al otro delante del niño. Es mejor comentarlo aparte.

A esta edad también es bueno inculcar hábitos supervisados (lavado de dientes, ducharse, lavarse las manos antes de comer, recoger los juguetes) y normas de urbanidad (saludar y despedirse, decir por favor y gracias, no interrumpir cuando otros hablan). Es bueno hacer juntos el mayor número de comidas posibles para enseñar con el ejemplo: favorece la comunicación familiar, se prueban nuevos alimentos, se aprende a usar los cubiertos y los buenos modales en la mesa y se previenen los trastornos de la conducta alimentaria. Hay que sembrar para poder recoger.

Autonomía

Ellos quieren “hacerlo solos” y lo que no conlleve peligro, deben hacerlo o, al menos, intentarlo. Eso incluye vestirse (con complejidad progresiva hasta hacerlo solos salvo los botones difíciles y los cordones de los zapatos), comer (pueden usar perfectamente la cuchara y el tenedor), lavarse las manos y los dientes, ayudar en pequeñas tareas de casa como ordenar sus juguetes, sacar la ropa de la lavadora, dar las pinzas cuando se tiende la ropa, emparejar calcetines…

Es importante fomentar su autonomía porque así, p. ej., desarrollamos la motricidad fina en las manos (necesaria para actividades como escribir, recortar con tijeras…), adquieren responsabilidad y aumentamos su autoestima al dejar de tratarles como bebés.

Control de esfínteres

Entre los 2 y los 3 años la mayoría de los niños lo consiguen durante el día. El control nocturno puede retrasarse más sin que sea motivo de alarma. Hay que esperar al momento adecuado: saben subir escaleras, se dan cuenta de que tienen ganas, son capaces bajarse la ropa y de estar sentados 5 min… Si no están preparados no sabrán lo que les pedimos y nos frustraremos todos. Si está pasando por una temporada de estreñimiento es mejor solucionar este problema antes de quitar el pañal.

http://www.cdc.gov/ncbddd/spanish/childdevelopment/positiveparenting/preschoolers.html

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