Pietrasanta C, Artieri G, Ronchi A, et al. SARS-CoV-2 infection and neonates: Evidence-based data after 18 months of the pandemic. Pediatr Allergy Immunol. 2022 Jan;33 Suppl 27:96-98. doi: 10.1111/pai.13643
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/pai.13643
Durante el primer año de pandemia, las preguntas sin respuesta sobre la interacción virus-huésped superaron ampliamente los datos basados en la evidencia, especialmente en ciertos grupos como los recién nacidos y las mujeres embarazadas. Aquí, se resume la evidencia actualizada sobre varios aspectos críticos de la infección perinatal por SARS-CoV-2, que incluyen:
1) La transmisión vertical del virus en el útero, que es posible, pero parece poco frecuente según los datos epidemiológicos actuales, aunque dada la definición y los criterios precisos para definir transmisión intrauterina aún existen pocos informes.
2) Cómo la COVID-19 durante el embarazo puede influir en los resultados maternos y neonatales, ya sea directa o indirectamente.
En este sentido un metaanálisis y dos grandes estudios de cohortes sobre mujeres embarazadas con infección por SARS-CoV-2 mostraron claramente que las mujeres embarazadas infectadas con COVID-19 tienen más probabilidades de sufrir complicaciones relacionadas con el embarazo y la infección en comparación con las mujeres no infectadas o no embarazadas. Además, las mujeres embarazadas con infección por SARS-CoV-2 tienen claramente un mayor riesgo de preeclampsia/eclampsia y enfermedad tromboembólica.
3) Cómo se han ido modificando progresivamente las recomendaciones sobre el manejo de las madres infectadas a la luz de nuevas evidencias científicas.
Respecto a este punto, se ha documentado la presencia de SARS-CoV-2 en el área perineal materna, por lo tanto, podría permitir potencialmente la infección perinatal del recién nacido. No obstante, una revisión sistemática reciente mostró una tasa de infección perinatal más baja en los recién nacidos por parto vaginal que en los nacidos por cesárea. Estos datos sustentan la práctica de individualizar la modalidad del parto con base exclusivamente en la gravedad de la enfermedad y las indicaciones obstétricas. Como la mayoría de las sociedades científicas ahora recomiendan, la COVID-19 no debe considerarse una indicación para una cesárea. Además, otros estudios han demostrado que la transmisión postnatal de madre a hijo del SARS-CoV-2 en el contexto del alojamiento conjunto y la lactancia es poco común (0-1,6%), siempre que las madres tomen las precauciones de contacto y de microgotas correctas.
4) Cómo la infección materna o la vacunación pueden inducir la protección pasiva de fetos y recién nacidos contra la infección, a través de la transferencia de anticuerpos específicos antes y después del nacimiento.
En este sentido, la transferencia transplacentaria de anticuerpos de una madre embarazada previamente infectada por SARS-CoV-2 a su feto se ha demostrado repetidamente. Ambos anti-SARS-CoV-2 Proteína Spike (anti-S) e IgG del dominio de unión al receptor (anti-RBD) se han detectado en la sangre del cordón umbilical del 87-90% de los recién nacidos de una madre previamente infectada con serología positiva en el momento del parto.
En lo que respecta a la leche materna, se ha demostrado la presencia de IgG y/o IgA anti-SARS-CoV-2 específicas en el 76-100% de las muestras de las de madres previamente infectadas, a partir de 10-15 días después de la primera positividad materna.
Desde finales de 2020, se han obtenido datos análogos, aunque limitados, de madres vacunadas, embarazadas o lactantes. Los títulos de anticuerpos después de la vacunación de mujeres embarazadas o lactantes parecen equivalentes a los generados por mujeres no embarazadas o lactantes y, curiosamente, más altos que los inducidos por la infección natural durante el embarazo.
