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El otoscopio, después del fonendoscopio, es uno de los instrumentos diagnósticos más usados por el pediatra. Consta de diferentes partes con variantes en su diseño: fuente de luz regulable, sistema óptico, método de sellado para la otoscopia neumática y cabezal con adaptador de espéculos (10mm y 15mm de diámetro) para entrar en el canal auditivo. Frecuentemente el examen del tímpano es poco fidedigno por la inexperiencia del observador en el uso e interpretación, la mala calidad del otoscopio, la dificultad en inmovilizar la cabeza, conducto auditivo obstruido por cerumen o supuración, entre otros muchos. La otoscopia no es tan sencilla como parece y entraña dificultades para la enseñanza; muchos pediatras han sido autodidactas en el examen auditivo del niño comparando lo observado con atlas o esquemas.  De hecho la otitis media es notoriamente diagnosticada en exceso porque el error más común es interpretar mal el color de la membrana timpánica. El enrojecimiento no es un signo que tenga mucho valor. A un niño que llora mucho se le enrojece tanto la cara como las mucosas de la cabeza, incluyendo la timpánica. Un color amarillento o azulado indica la presencia de líquido tras el tímpano.

El perfeccionamiento de las técnicas de captación y tratamiento de la imagen  permiten una observación muy detallada, amplia y espectacular tanto del conducto y como del tímpano comparadas con las obtenidas con el otoscopio. Los otorrinolaringólogos utilizan habitualmente la otomicroscopía, la visualización del campo ótico a través de un microscopio, permitiéndoles la actuación con ambas manos y la realización de maniobras especiales como la miringotomía.

Los video otoscopios suponen un paso hacia adelante espectacular en el diagnóstico y enseñanza del examen del tímpano. Mejoran la visión al quedar la imagen ampliada en la pantalla del propio otoscopio (MDscope) o en la de un ordenador o monitor como Welch-Allyn, AURICAL OTOcam 300 con cable o inalámbrico (hasta 6 metros) como Firefly , Tele-View y Delphino. Algunos disponen de un programa informático propio para registrar los datos del paciente y sus imágenes.

Al permitir una amplia conexión inalámbrica (hasta 6 metros) con un receptor conectado a un ordenador/monitor, tanto el médico como el paciente o los alumnos, ven la imagen en directo permitiendo su congelación, captura de fotos y videos y su almacenamiento en la historia clínica. Sus aplicaciones pueden ser muy variadas, aparte de su uso habitual la consulta, como en telepediatría, en la enseñanza universitaria e incluso el auto examen.

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