El 20 de febrero de 2020, la incidencia de Covid-19 comenzó a aumentar rápidamente en Italia. El 25 de marzo, Italia tenía el segundo mayor número de infecciones de Covid-19 en todo el mundo y el mayor número de muertes. Los niños menores de 18 años que tenían Covid-19 sólo constituían el 1% del número total de pacientes; el 11% de estos niños fueron hospitalizados, y ninguno murió. En el estudio Infección por coronavirus en los Departamentos de Urgencia Pediátrica (CONFIDENCE) participaron una cohorte de 100 niños italianos menores de 18 años con Covid-19 confirmado por las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa transcriptasa inversa de hisopados nasales o nasofaríngeos que fueron evaluados entre el 3 de marzo y el 27 de marzo en 17 departamentos de urgencia pediátrica. Se describen los resultados del estudio CONFIDENCE y se comparan con los de tres cohortes en análisis publicados anteriormente.
La mediana de edad de los niños fue de 3,3 años (Tabla 1). La exposición al SARS-CoV-2 a partir de una fuente desconocida o de una fuente fuera de la familia del niño representaba el 55% de los casos de infección. Un total de 12% de los niños parecían enfermos, y el 54% tenía una temperatura de al menos 37,6 ºC. Los síntomas comunes fueron tos (en el 44% de los pacientes) y no alimentación o dificultad para la alimentación (en el 23%); este último síntoma se produjo con mayor frecuencia en niños menores de 21 meses de edad. Fiebre, tos o dificultad para respirar ocurrieron en 28 de 54 de los pacientes febriles (52%) (Cuadro S1 del Apéndice Suplementario). Un total del 4% de los niños tenían valores de saturación de oxígeno (medidos por oximetría de pulso) de menos del 95%; todos estos pacientes también tenían evidencia de imágenes de afectación pulmonar. De los 9 pacientes que recibieron apoyo respiratorio (Tabla S2), 6 tenían afecciones coexistentes. Los hallazgos de laboratorio e imágenes se proporcionan en las Tablas S3 y S4.
Según las categorías descritas por Dong et al., el 21% de los pacientes eran asintomáticos, el 58% tenían enfermedad leve, el 19% tenían enfermedad moderada, el 1% tenían enfermedad grave y el 1% estaban en estado crítico (tabla S5). La mayoría de los lactantes presentaron una enfermedad leve. Se diagnosticaron casos graves y críticos en pacientes con afecciones coexistentes. No se reportaron muertes. Un total del 38% de los pacientes fueron ingresados en el hospital debido a síntomas, independientemente de la gravedad de la enfermedad (Tabla 1).
Entre estos pacientes, la incidencia de transmisión a través de la exposición aparente a un grupo familiar fue menor que la de otras cohortes, posiblemente debido al confinamiento tardío en Italia. En comparación con las otras cohortes, menos pacientes de nuestra cohorte tenían enfermedad de moderada a grave, posiblemente porque la radiografía de tórax se utilizaba predominantemente y rara vez se utilizaba la tomografía computarizada en el tórax. Por lo tanto, se pueden haber identificado menos casos de neumonía diagnosticada (subclínica). La ecografía pulmonar a pie de cama realizada por ecografistas experimentados se realizó en sólo el 10% de los pacientes, de los cuales el 90% recibió un diagnóstico de síndrome intersticial pulmonar sin más imágenes radiográficas.
Javier López Ávila
Urgencias de Pediatría. Hospital Universitario de Salamanca
