El otoscopio, después del fonendoscopio, es uno de los instrumentos diagnósticos más usados por el pediatra. El perfeccionamiento de las técnicas de captación y tratamiento de la imagen permiten una observación muy detallada y amplia, tanto del conducto auditivo como del tímpano. Los otorrinolaringólogos utilizan habitualmente la otomicroscopía, la visualización del campo ótico a través de un microscopio, permitiéndoles la actuación con ambas manos y la realización de maniobras especiales como la miringotomía.
La aparición del video-otoscopio supuso un salto cualitativo muy importante tanto para el diagnóstico como para la enseñanza del examen del tímpano especialmente para los no especialistas. Mejoraron mucho la visión al ampliar la imagen en la pantalla del propio otoscopio o en la de un ordenador o monitor. Además, algunos de ellos permitían grabar la imagen para registrarla en la historia clínica o enviarla por Internet.
La aparición de los teléfonos móviles con sus altísimas prestaciones técnicas relacionadas con el tratamiento de las imágenes digitales está marcando un camino nuevo en la telemedicina. Con accesorios especiales y modificaciones en el software permiten adaptar esos teléfonos a la exploración y diagnóstico en el llamado punto de atención del paciente.
Dos empresas comercializan un otoscopio adaptando un visor a la cámara trasera del teléfono inteligente: TYM de Cupris ( http://www.cupris.com/tym-iphone-otoscope/) y OTO de Cellscope https://www.cellscope.com/. El cabezal está diseñado para permitir la visión, la captura y el almacenamiento de imágenes de alta calidad que se pueden compartir. Ambos modelos se han desarrollado para iPhone en versiones que pueden ser utilizadas en el domicilio del paciente o en la consulta del médico (profesional). El otoscopio Cellscope tiene, además, un adaptador para el manguito insuflador.
El modelo profesional permite integrar las imágenes en la historia clínica electrónica o almacenarlas en plataformas compatibles y compartirlas de forma cifrada con otros profesionales. Los espéculos siguen los estándares creados por el otoscopio y se guardan en un estuche de viaje.
Aunque las imágenes obtenidas hacen muy atractivos estos accesorios, tienen algunos inconvenientes que deben ser valorados. Su utilización en niños pequeños no es tan sencilla como el mango del otoscopio tradicional. Su coste ronda los 250-300 euros, ciertamente elevado. Además, no puede utilizarse sin el teléfono. En una consulta con sobrecarga, hacer otoscopias con un móvil tan costoso tienes sus riesgos de rotura o de robo. Con la constante aparición de nuevas formas y características de los móviles se corre el riesgo de que el adaptador no pueda utilizarse en los modelos nuevos.